Final sin favorito

Hoy se reedita en Atenas la final de hace dos años: Milan – Liverpool. Decidirse por uno se antoja muy difícil, pero tras los octavos ya aposté a que los reds iban para campeones y voy a mantenerlo. Los de Rafa Benítez saben lo que es levantar este trofeo y a juzgar por sus víctimas a lo largo de la competición dudo mucho que se sepan inferiores a los rossoneros. Bien es cierto que juegan a dar pelotazos, como decía Gattuso -todo un fino estilista del balón-, pero la tendencia del fútbol que se hace hoy en día aspira al 0-0 como resultado perfecto. El Liverpool lucha como pocos y maneja la estrategia como nadie. Eso sumado a una fe solo comparable a la del Madrid hacen de él un peligrosísimo rival. Entiendo su irregular rendimiento en la Premier, pues este equipo está diseñado para eliminatorias, para derrochar sudor durante noventa minutos... y eso es inviable en una liga, máxime si en ella participan también el resucitado Manchester y el Chelsea.

Pero como reza el título, no hay favorito, pues enfrente está un equipo italiano que tiene por costumbre ganar Copas de Europa. El Milan de este año carece en la Champions de un 9 de garantías (Ronaldo no la disputa), pero el magnífico momento de Kaka’ y Seedorf ha hecho olvidar este detalle, lo cual me recuerda al Madrid de la novena, en el que Raúl y Zidane hicieron el trabajo de un desaparecido Morientes.

En definitiva, apuesto de manera simbólica por el Liverpool como llevo haciendo desde hace meses, pero auguro un partido muy complicado en el que difícilmente se vea una goleada. No me sorprendería pues que se jugase prórroga e incluso que se llegase a los penaltis, aunque siempre decepciona ver a una final convertirse en una rifa. Les deseo suerte a los dos, pues se han ganado a pulso su plaza en Atenas.