jueves, 14 de febrero de 2008

Las comparaciones son odiosas



No se qué día ni tampoco me quita el sueño, pero sé que la ceremonia de los Oscar está al caer. Entre otras cosas, por la tan sonada nominación de Bardem que al menos aquí, en España, está eclipsando a la de Daniel Day-Lewis, especialista como pocos (por no decir ninguno) en aspirar a la estatuilla. El caso es que el verlo por televisión me supuso estar varios días intentando recordar de qué cojones me sonaba y al fin di con la respuesta... En el nombre del Padre. Y acordarme de esa obra maestra inevitablemente me llevó a medirla con otra que tenía reciente: Huracán Carter. Los que hayan visto ambas me entenderán, y con los demás me apiadaré no destripando absolutamente nada.


Creo que esta comparación refleja muy bien la decadencia del cine (en este caso sería desde 1993 a 1999). En estos tiempos que corren ves Huracán Carter y piensas que es de lo mejorcito que has visto en todo el año, a pesar de que desde el primer minuto, conozcas o no su historia, ya sabes cómo va a acabar. Y a pesar de quedar incompleta por mil sitios. En el nombre del Padre es, sin embargo, una de esas películas que uno puede poner a la altura de El Padrino sin que le tiemble el pulso lo más mínimo.

En definitiva, y por ilustrar mi opinión:
  1. Recomiendo ver Huracán Carter si no sabéis que alquilar o bajar del emule, pero es mucho más recomendable la canción de Bob Dylan inspirada en la misma historia y utilizada 30 veces durante la película.
  2. EXIJO que no muráis sin haber visto En el nombre del Padre.
Hablando de Oscar's he empezado y hablando de Oscar's terminaré: fijaos en las candidaturas de 1993 (año del que data la cinta). Solo así se entiende porqué no recibió un puñado de ellos... y de paso comprobaréis el empobrecimiento actual del Séptimo Arte.

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